Con motivo del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberacoso, que se conmemora el primer jueves de noviembre, recordamos una vez más la importancia del coordinador de bienestar y protección como una figura clave para prevenir y detectar la violencia en el ámbito escolar. Y es que, según el informe Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades* (UNICEF España, noviembre 2021), 1 de cada 3 adolescentes podría estar siendo víctima de acoso escolar y 1 de cada 4 podrían estar siendo víctima de ciberacoso, algo que, entre otras consecuencias, impacta en su salud y bienestar mental. Y, sin embargo, solo el 2,8% de los adolescentes diría que está sufriendo acoso escolar y el 1,8% ciberacoso. Por “Mi físico”, “Ser diferente”, “Porque me tienen manía” o simplemente porque “era una broma”, son algunos de los principales motivos de acoso.
Los niveles de bienestar emocional, integración social y satisfacción con la vida son sensiblemente menores entre quienes sufren acoso escolar. Las tasas de depresión grave llegan a multiplicarse por 5 si se compara con los no implicados, y las de ideación suicida por 4. En más de la mitad de los casos la situación de acoso se prolonga meses, o incluso más de un año. Aunque lo habitual es que cuando los adolescentes sufren acoso lo comuniquen durante el primer mes, al menos 1 de cada 4 (27,3%) tarda más de un año, o no llega a contarlo nunca. Los padres son el principal interlocutor al que los adolescentes acuden, seguido de los amigos.