Siempre fui una persona apolítica. Como a la mayoría, me preocupaban las decisiones que tomaran los políticos, qué leyes o normativas cambiaban y qué impuestos nos tocaría pagar… pero nunca participé de ella más allá de ir a votar, pues estaba convencida de que los políticos miran solo su ombligo y jamás se ocupan de los asuntos reales. Pensaba que la humildad y las ganas de hacer las cosas bien de las que todos parten, se las tragaba la soberbia y la comodidad. Lo mismo pensaba de las instituciones municipales que aunque organizan y gestionan me parecían poco menos que estáticas y herméticas…y totalmente ajenas a las necesidades a pie de calle.
Como vecina me gusta disfrutar de nuestro entorno y sobre todo cuidarlo, incluyendo el cuidado a los animales. Siempre lo viví con un gran desamparo porque no estaba acostumbrada a que nadie, más allá de los particulares comprometidos, se ocupara de los cuidados de los animales callejeros. No entendía ordenanzas o autoridades que no facilitaban la labor de los vecinos voluntariosos. Hasta que conocí la acción del CER, gracias a Cristina, que lo había puesto en marcha el mismo año que llegó al ayuntamiento. No sabía que era concejala, solo se presentó como Cristina y a ella solo le importó de mí que estaba ocupándome de unos animales callejeros. Comencé a entender el funcionamiento y la capacidad de ayuda que puede llegar a dar el ayuntamiento a todas las necesidades y áreas, siempre y cuando se trate de una gestión comprometida, dinámica y eficiente.
Observé que cuando Cristina hablaba de proteger animales ella era la primera que los recogía de la carretera; si gestionaba la reparación de un camino, lo primero que hacía era ir a ver los trabajos de obra, que si sacaba adelante un plan de formación o de ayudas sociales y siempre estaba visitando y ayudando a gestionar en los centros….nunca la encontré usando su cargo para estar sentada detrás de una mesa sino para crear y dinamizar todo junto con los vecinos.
Es por esto que me inspiró la confianza suficiente para creer que las instituciones son útiles para aportar y facilitar de verdad, de forma adaptada a la realidad de todo el mundo, y que se puede ser político, ocupar un cargo y usarlo para trabajar duro y de forma consciente sin importar nada más que el servicio al pueblo. Me inspiró para ser parte de un equipo en el que he encontrado a personas con valores y conocimientos forjados con años y con un recorrido real, al servicio de todos, sin despachos ni oficinas sino con botas de trabajo y conociendo a la gente real, sus preocupaciones y ocupaciones. Un equipo de personas que, aunque ajenas a la política, compartimos las ganas de que las ideas y propuestas, propias y de la gente, no se queden solo en la voluntad sino de que se lleven a cabo en la realidad de los vecinos a fin de facilitar la vida de todos.
Lourdes Alarcón Zamora
SECRETARÍA